
Llegábamos golpeados, pero con vida. El golpe desgraciado de la fecha 17 había sido duro, casi de KO...casi...Aquel "Gimnasia de los milagros" daba vuelta el partido contra Argentinos con 3 penales cobrados por un juez de línea y convertidos por Dopazzo. Nosotros, de la mano de Castrilli, caíamos en Liniers contra los que ya padecían el complejo de inferioridad. Parecía que alguien nos había soltado la mano. Todo se había dado vuelta en esa fecha desgraciada.
La fecha 18 fue un parto. Lanús venía a amargarnos la vida y hasta esos pocos hinchas que vinieron del Sur amenazaron con terminar de amargarnos. Pero zafamos. Un penal convertido por Netto y un increíble cabezazo del Cabezón Ruggeri en contra del arco de Passet nos dejaban con vida. Gimnasia ganaba en Caballito (aquella tarde que el Yagui Fernández quería salir campeón de la concha de su hermana) y todo seguía igual...
Y ahí apareció el Bambino. Para transformarse para siempre en el máximo ídolo de la gran historia azulgrana. Nos convocó a ir con fe, con esperanza...porque Independiente era un grande e iba a salir a ganar en La Plata...si se da, se da, sino mala suerte...
Y claro que se iba a dar...porque se lo merecía todo San Lorenzo, que venía haciendo buenos campeonatos, tras haber logrado primero el sueño de volver a ser locales...porque el Bambino estaba de vuelta y había venido para lograr eso, tras el duro trance personal que había pasado años atrás...Desde todos los aspectos, las cosas se estaban haciendo bien. El plantel era bárbaro, ganador, duro. Todos tiraban para el mismo lado.
Todos sentían los colores. Los últimos refuerzos le habían dado ese plus necesario para pegar el salto. Ya estaban adaptados y en el momento justo. Silas, un CRACK, un FENOMENO con todas las letras. Ruggeri, un ganador nato, le guste a quien le guste. Galetto, un 5 de galera y bastón que también había aprendido a raspar. Monserrat, ¡qué jugador Monserrat!...con 40 y largos todavía juega bien...¡¡imaginen lo que era con 20 y pico!!...El Pampa Biaggio, un tanque goleador y tipazo...lo bien que nos vendría ahora...igual que el Gallego González, tan cholulo como fenomenal...El querido Flaco Passet, criticado por tantos salames que solo habrán atajado en los jueguitos, porque el arquero es automático...El sacrificio del Rusito, del Roli, del Indio Arévalo (que ahora deja todo en la tribuna) y de Carlitos Netto, motor de aquel mediocampo fantástico...Los desbordes del Perro Arbarello, el Pancho Rivadero y su corazón enorme, el siempre positivo Balín Bennett, el Bochita Batista, el humor de Angelucci y el apoyo del resto y de los pibes que recién empezaban...Todos tiraron para un mismo lado. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes...y nosotros claro, los cuervos que apoyamos desde aquella dura primera fecha justamente contra Gimnasia...y que gritamos a más no poder cuando la noche se había puesto bien negra en la 2da fecha contra Argentinos en Caballito...tanto que hasta el viejo Fútbol de 1ra arrancó con el delirio de la hinchada azulgrana.

"Ojalá sea nuestro año" rezaba el pizarrón del Bambino en la pretemporada marplatense...y gracias a Dios, al cabezazo goleador del Gallego y al puntazo previo de la Chancha Mazzoni
en La Plata, vaya si lo fue...21 años de abstinencia lo merecían...por el Viejo Gasómetro, por el descenso y la revolución del ascenso...por el casi casi del 83 con aquel joven Bambino...por el corazón de los Camboyanos y las Liguillas Pre-Libertadores...por las veces que nos habíamos amargado en esa misma ciudad, pero enfrentando a los otros colores...por el Nuevo Gasómetro que ya estaba...por el papá del Gallego que nos miraba desde arriba...porque ése tenía que ser nuestro año...porque aquella mañana del 25 de junio de 1995, hace justo 15 años, habíamos largado todo...habíamos ido volando, soñando...porque a 300 y pico de kilómetros iba a estar jugando EL NUEVO CAMPEON...
