Con sus virtudes y defectos, su gestión nos ha ayudado a recuperar la memoria, la autoestima y, por sobre todo, fue clave para empezar a recomponer una Nación que estaba devastada, a poco tiempo de una de las crisis económicas más duras de la historia.
Tras terminar segundo en las elecciones presidenciales de 2003, con apenas algo más que el 22 % de los votos, asumió la presidencia después de que la fórmula Menem-Romero decidiera bajarse de la segunda vuelta. Muchos dudaban respecto a la duración

Una gran pérdida para la Argentina y para América, ya que también era Secretario General de UNASUR y aliado políticamente a los principales mandatarios del continente, como Lula, Chávez y Evo Morales.
Las ganas de luchar por sus convicciones no entendían de operaciones ni enfermedades. Su fuerte personalidad y su amor por el país lo llevó a enfrentarse con muchos de los grandes grupos económicos nacionales, principalmente a los que controlan los medios de comunicación en Argentina, que hoy se muestran consternados por la noticia.
Esperemos que su pérdida no nos haga perder el rumbo, que tanto nos costó volver a conseguir, y que así podamos continuar construyendo un país digno y para todos.