Según la Biblia, Dios creó al mundo en tan solo 7 días. Ningún hombre lo vio, claro.
San Lorenzo se tomó sólo un día más para destruir el pequeño y humilde mundo que había armado. La primera detonación fue el cabezazo matador de Maldonado (un tipo que hasta allí cosechaba sólo goles en contra en el torneo) que selló sobre el final el empate en La Plata, pasando por la increíble eliminación de la Copa Sudamericana, a domicilio por el lírico River de Montevideo y culminando con un duro golpe de KO, nacido en un sensacional pase de Erviti (Savino, Russo y la reputísima madre que los parió) y fulminante definición de “Papelito” Fernández, frente al puntero Banfield también en casa.
Todos sabemos que el equipo del Cholo no había mostrado demasiado volumen de juego durante la presente temporada. El equipo se basaba en el sacrificio para nunca dar una bola por perdida y jugar todos los partidos como una final. El fútbol únicamente fue aportado por Romagnoli, hasta que se lesionó, y un poco por el canterano “Pulpito” González, hasta que se fue al Mundial Sub-17. Caídos estos dos, sólo Menseguez tomó la posta, hasta que el tobillo también le empezó a pesar. Desde la voluntad, Rivero, el Kily y en algunos partidos Pintos, se hicieron capos del equipo, empujando al resto hacia adelante como lo pide su entrenador. Atrás Migliore respondió, salvo algunas cagadas importantes como la de La Plata, y la defensa alternó buenas y malas. El lateral izquierdo sigue siendo un problema a resolver, al igual que el volante central. Aureliano juega decididamente mal y además ya perdió hasta la última gota de confianza, ¿optando? por no patear un penal en la definición ante River. El Chaco, cuando no se hace expulsar, traslada más de lo que corta. Pero, hay que ser realistas, cuando no está el que lo reemplaza rinde menos que él. Adelante, es clara y evidente la falta de gol. Muchos quieren incendiar a Romeo, pero no puede ser el único responsable. Se sabe que viene de una lesión importante y hasta se había pensado que su carrera estaba terminada. Tras la ida de Bergessio, se buscaron varios nueves, hasta la ya conocida llegada en falso del argento-croata Darío Cvitanich (creo que lo extrañamos hasta sin haberlo visto jugar). Rovira y Bordagaray, que fueron buenas alternativas, de repente parecen haber perdido confianza de parte del DT que, ante Banfield, optó por el debut de Meza antes de poner a ellos. Simeone deberá entender que no tiene un delantero que pueda hacer TODO ahí adelante. No tiene a Drogba, ni a Palermo y ni siquiera a Abreu. Menseguez no sirve volanteando y las lagunas del Papu Gómez ya son profundos y revoltosos mares.
¿Qué nos queda? ¿Está todo perdido? Si miramos un poco hacia atrás, podríamos decir que no. Se hizo algún recambio en el plantel, que era reclamado por la gran mayoría. A pesar del mal juego, se nota el sacrificio y las ganas de este equipo, demostrado hasta con algunas lágrimas tras la eliminación copera. Está claro que con eso no alcanza, pero sabíamos que venía una especie de transición. Así y todo, se puede seguir peleando. Vienen tres clásicos al hilo. Dos en casa y en el medio el barrial, todavía no sabemos dónde. No queda otra que ganarlos como sea, por el envión anímico que representaría y para encaminarnos nuevamente en la pelea por la clasificación a la Libertadores y, por qué no, ver cómo llegamos a las últimas 3 fechas del campeonato. Los punteros no son ninguna máquina. Pero les sobra orden y gol, justo lo que nos falta a nosotros. El único equipo argentino superior al resto es Estudiantes de La Plata, pero se acercan los días y la cabeza pincha se irá rumbo a Dubai (¡quién pudiera!). Esto no quiere decir que Estudiantes no puede ganar el torneo local, pero sí que en caso de que tenga que cuidar algo no va a dudar en hacerlo.
¿Qué pensará Simeone para estos clásicos? Por lo que parece, se desgarró Rivero y se los pierde. Encima contra el rojo no estará Pintos, por lo que la banda derecha queda huérfana. Creo que la mejor opción es volver a defender con los 3 (Aguirre, Civelli y Bottinelli). En el medio Torres (tras una buena cagada a pedos para que largue la pelota) y el Kily. Por derecha no se qué se puede inventar el domingo y por izquierda veremos si banca a Bazán, vuelve Aureliano o va el Kily, jugando otro en el medio. Será fundamental la vuelta del Pipi, más lo que pueda aportar el “Pulpito” González. Y arriba la única fija por su presente es Menseguez y tendrá que elegir el Cholo la mejor compañía para el Rayo.
Serán tres semanas claves, en las que se puede volver a construir una ilusión o de lo contrario pueden llegar a temblar hasta los cimientos. Ya no hay margen de error, pero a nosotros no nos queda otra que bancar. Si retrocedemos un poco el tiempo veremos que algo hemos avanzado. La gente tiene que acompañar, porque en estos partidos juega un rol muy importante. Ninguno de los tres partidos será fácil, pero tampoco imposible, porque los rivales están en la misma. Independiente con igual cantidad de puntos y sin margen de error en el torneo, pero un poco más abajo en la clasificación para la Copa. Huracán muy abajo en el campeonato y, hasta esta fecha, igual que nosotros en la clasificación. Boca (casi) afuera de todo.
El presente de San Lorenzo es así. Hace 3 meses era un desastre. Poco después soñamos con el doblete y ahora, ya sin el pan, vemos que la torta estaba para ser cortada y nosotros nos quedamos con el cuchillo entre los dientes. El Cholo quedó como los pibes que construyen un castillo de arena en la playa, que pinta bárbaro hasta que algún malintencionado le da un pisotón o la crecida de la marea lo hace tambalear. Aunque los golpes fueron duros, los que vienen pueden ser aún peores. Así que habrá que armarse otra vez y enderezar la nave para lograr alguno de los objetivos del semestre. Todavía se puede.