En las buenas y en las malas hasta el fin...

domingo, 8 de noviembre de 2009

Maldición china

Cuenta la leyenda que en las divisiones menores de un club argentino, el pequeño chino soñaba con llegar a ser alguien en la historia grande del club de sus amores. Para lograrlo, recorría a diario la larga distancia que lo separaba desde su pueblo natal, para llegar al club y entrenarse en pos de su sueño.
La historia dice que el sueño comenzó a ser realidad una noche de septiembre de 2000. El equipo venía a los tumbos y, a pesar de que su grandeza le reclamaba un título internacional, se decidía por rifar la Copa Mercosur. Al joven chino le tocó debutar ante uno de los mejores delanteros del mundo, Romario. Tuvo una buena actuación, pero no pudo evitar la derrota del club de sus amores.
A los pocos días, el destino le dio otra chance. El hasta entonces dueño de su puesto se equivocaba feo y veía la expulsión, con el equipo perdiendo 1-0 también por error suyo. El chinito debía entrar justo con un tiro libre y el temible Chilavert para ejecutarlo. El tiro no fue gol, como tampoco lo fueron las muchísimas otras ocasiones del encuentro. El chino se retiraba como único héroe para una hinchada que estaba ofuscada con el desempeño del equipo.
Poco a poco se fue haciendo su lugar, a fuerza de atajadas y entrega. A menos de un año del debut, ya gritaba campeón, habiendo sido clave en varios encuentros.
Pero una noche de enero de 2002, se consagraba como ídolo con una brillante actuación en la definición por penales que le daría al club su primer título internacional.
Unos meses después, volvía a ser figura para brindar con otra copa, sumando ya tres títulos a poco más de dos años de su debut.
Luego fue el momento de irse a probar suerte en otras tierras, para luego volver a querer continuar escribiendo su historia en el club de sus sueños. No todo fue color de rosas en la segunda vuelta, pero
NADA PODIA BORRAR LO VIVIDO.
Algunos años después, un DT con mucha espalda venía a sacar al equipo de un profundo pozo. Las preferencias del DT por las bolsas de papas hicieron que vuelva a partir, siendo prestado para probar suerte en un país vecino.
Al poco tiempo sería ídolo por allá también, mientras acá su club festejaba un título local con el exitoso DT y la bolsa de papas en el arco. El título aumentaba el ego del DT, así como también el precio del kilo de papas (algo así como 50.000 dólares el kilo). Por esos tiempos, el chino estaba dispuesto a pegar la vuelta y pelear un lugar en el club para lograr la copa más deseada.
Pero la inoperancia dirigencial y empresarial increiblemente decidían no vender la bolsa de papas. El ego del DT llegaba a tal punto que optaba por no dejar entrenar al chino en su club. Su ex compañero, devenido en bolsa de papas, tampoco lo bancaba, y enojado porque no la dejaban cruzar el Atlántico, se amotinaba de tal manera que formaba una corporación mercenaria para comandar al club.
Así las cosas, ignorado, maltratado y dejado de lado, el chino volvió a partir. Esta vez a la tierra de los dioses, Grecia.

Cuentan que los dioses al enterarse castigaron tal ingratitud con la maldición china: "Ojalá vivas en tiempos interesantes", dice la famosa maldición oriental
.
Pero ésta iba más allá, porque en verdad quería decir: "ojalá siempre ganes y nunca termines empatado en una serie, porque jamás volverás a ganar una definición por penales"...y más aún..."la pelota siempre irá hacia el otro lado del que vaya quien esté en el lugar del chino"

Esto es efímero!!

Esto es efímero!!
¿Cómo corre el tiempo?