

La falta de Internet en mi nuevo hogar no me permite tener el blog actualizado como solía hacerlo (no es que a mi me guste solo escribir en las malas, como dicen las malas lenguas, no se confundan). Es por eso que ahora subo algo cuando puedo y trato de resumir lo que pasó en estos últimos días tan importantes para San Lorenzo.
Pasó la primera semana. Pasaron las primeras batallas y el Ciclón sigue en pie de guerra, vivo en ambas competiciones. Es que viene el invierno y los cuervos necesitamos alimentarnos bien.
Empecemos por el principio. Para la entrada, un lechoncito boliviano frío pasó por la casa de papá sin pena ni gloria. Con gol tempranero del Rayo Menseguez, San Lorenzo se impuso 1 a 0 sobre su hijo más exitoso, que solo generó una ocasión de gol en todo el partido (tiro en el palo de Roncaglia).
De haber concretado alguna de las tantas ocasiones de gol, especialmente en el primer tiempo, San Lorenzo podría haber goleado al equipo de la Ribera, que lució pálido, tal como se lo demostró su propio presidente Pompilio en declaraciones posteriores.
En el año del Centenario, la historia debía volver a repetirse y así fue, porque nacieron hijos nuestros e hijos nuestros morirán. Que te quede claro boquita, en casa manda papá.
Pasemos al plato principal. Una multitud en el Bidegain para comerse a una gallina caliente. Todos con los nervios de punta, nos escapamos antes de nuestros respectivos trabajos para que no se haga tarde. La historia de las últimas décadas no nos favorecía en este caso. Además River era el único equipo al que Ramón no podía derrotar, desde su asunción como DT plumas negras. Como si esto fuera poco, San Lorenzo nunca había podido derrotar a un equipo dirigido por el Cholo Simeone (Racing, Estudiantes y River). De un lado Ramón, D´Alessandro, Placente, Menseguez. Del otro el “Loco” Abreu y Tuzzio. El partido perfecto para los medios. Ideal para el que le gusta el fútbol por tele y con un vermouth. No apto para cardíacos.
Ahí estábamos los cuervos. Ansiosos, con cierto temor, debo admitir. El aliento se hizo sentir desde temprano. El recibimiento al equipo fue con muchas serpentinas, aunque lejos de la todavía recordada ceremonia de la Copa del 96 ante el mismo rival (Víctor Hugo Morales reconoció públicamente que nunca vio algo igual en una cancha). San Lorenzo arrancó más decidido, aunque River inquietaba con un Abreu que bajó todo y un Falcao que no paró de moverse. Lo mejor del Ciclón pasaba por los pies del Negro Acevedo y las ganas de Rivero y Bergessio. Y llegó el grito tan esperado a través de Silvera, que venía bastante fuera del partido, pero así son los goleadores. La alegría duró poco, porque una desatención en el fondo permitió el empate de Falcao (nos tiene de hijos el colombiano). Y así terminó el primer tiempo. 1 a 1.
La segunda parte fue pareja. River tuvo una muy clara con Buonanotte, que recién entraba, gracias a una asistencia de Aguirre. Simeone modificó los esquemas y mandó a la cancha también a Ortega y el chileno Sánchez. Y sacó al Loco, que se fue ovacionado por los cuervos. Gracias a este cambio, Abreu no estaba en el área para rechazar un centro y Sánchez metió un manotazo. Baldassi no dudó y cobró penal. ¿No puede dirigir la vuelta también? Es el mejor árbitro argentino, lejos. Y no solo por el penal. Lo sostuve durante todo el partido, cuando muchos cuervos protestaban varias decisiones. Puede equivocarse, pero le da ritmo al juego y cobra casi siempre lo que ve. No inventa como otros jueces. En el penal tuve un cagazo terrible ¡¡Qué descarga cuando vimos que entró la pelota cuervos!! El grito y los abrazos fueron interminables. Cada canto fue una plegaria hasta el pitazo final del árbitro cordobés. Algo quedó claro, así sí se puede. Pero ojo, se ganó la primera batalla. La guerra continúa en 8 días. A no confiarse.
La madrugada del sábado la pasamos sobre Varela para conseguir una entrada. Es increíble que a esta altura los socios que vamos siempre a la cancha nos tengamos que comer horas y horas de cola para ir a la cancha. No se cual sería la mejor alternativa, pero habiendo más de 7000 entradas disponibles estoy convencido de que no puede quedar afuera un tipo que va siempre. Porque los que vamos en las malas no somos más de 7000. En fin. A los dirigentes poco parece preocuparles, porque ni siquiera son capaces de abrir la Ciudad Deportiva para que la gente aguarde la venta con un poco más de seguridad. Va a tener que pasar algo grave algún día para que se den cuenta.
Volvamos al fútbol propiamente dicho. El domingo tuvimos el postre en La Plata. Un postre raro, porque es bastante amargo este lobito vírgen. Hola, ¿está Emiliano? Lamentablemente sí ¡¡y que mal que juega!! Es lento, torpe y encima mal compañero. Lo de Ramón me empieza a preocupar más como padre que como técnico. Lo cierto es que, con Emiliano en cancha, San Lorenzo caía 1 a 0, gracias a un penal inventado por el impresentable de Favalle (es una lástima que Baldassi no pueda dirigir los 10 partidos de la fecha) y en el que Orión volvió a ir hacia el otro palo del que fue la pelota (¿podemos practicar un poquito Agustín? Por si las moscas vuelan…) O sea GELP jugó con un hombre más y lo aprovechó.
En el segundo tiempo salió Emiliano. Ramón dejó 3 atrás y mandó a Bergessio arriba, con Romeo y Menseguez. Encima los vírgenes se quedaron con 10 (el impresentable árbitro se equivocó de jugador y rajó a otro) y San Lorenzo empezó a aprovechar su ahora superioridad numérica. Empató D´Alessandro, que venía bastante mal, pegándole al arco cuando el mundo esperaba el centro. Luego Romeo se perdió dos goles increíbles, pero la tercera fue la vencida y dio vuelta el partido, tras un error del muy pobre arquero tripero. Por suerte se sacó la mufa Bernardo, que no venía muy bien. Triunfo y punta para el Ciclón, quien si no hubiese caído en La Paternal acumularía 10 triunfos al hilo. El mal comienzo del campeonato ya quedó atrás y San Lorenzo llega al último tramo en lo más alto, junto a River y Estudiantes.
De un comienzo dubitativo en ambos torneos, cuando parecía que pronto nos quedaríamos sin nada, a un presente casi perfecto, con dos caminos a la gloria abiertos. Todavía queda media semana clave, de la una y media que habíamos planificado. A pesar de que en esta semana comimos muy bien, no hagamos la digestión. El jueves será la última batalla con River, que viene muy golpeado de acuerdo a los cada vez menos ingeniosos afiches que se ven por la ciudad. Será la oportunidad de darle el golpe de KO, no la dejemos pasar. San Lorenzo tendrá que cuidar la pelota, sin meterse atrás. Y cuando la tengan ellos tendrá que aprovechar cada contra. Un gol azulgrana puede ser mortal para los de Simeone. El pelado deberá volver a Núñez más decidido que la última vez. D´Alessandro también tendrá su revancha. Bergessio puede ser clave ¿y Menseguez también? ¿O le dará prioridad a alguno de los 9 de área? Veremos que decide Díaz (Emiliano no, por favor…)
A prepararse cuervos. La espera hasta el jueves será eterna. Y si el resultado viene siendo favorable, el partido será más eterno aún. Esperemos que Pezzotta esté a la altura del encuentro y no cobre cosas extrañas como la última vez que nos dirigió en el Nuevo Gasómetro (y sino que le manden una señora a la habitación, como en Uruguay). Luego habrá tiempo para pensar en los clásicos que vienen con los dos inquilinos. Ahora la prioridad es el jueves. Y más que prioridad es obsesión...Ya van a ver…
Pasó la primera semana. Pasaron las primeras batallas y el Ciclón sigue en pie de guerra, vivo en ambas competiciones. Es que viene el invierno y los cuervos necesitamos alimentarnos bien.
Empecemos por el principio. Para la entrada, un lechoncito boliviano frío pasó por la casa de papá sin pena ni gloria. Con gol tempranero del Rayo Menseguez, San Lorenzo se impuso 1 a 0 sobre su hijo más exitoso, que solo generó una ocasión de gol en todo el partido (tiro en el palo de Roncaglia).
De haber concretado alguna de las tantas ocasiones de gol, especialmente en el primer tiempo, San Lorenzo podría haber goleado al equipo de la Ribera, que lució pálido, tal como se lo demostró su propio presidente Pompilio en declaraciones posteriores.
En el año del Centenario, la historia debía volver a repetirse y así fue, porque nacieron hijos nuestros e hijos nuestros morirán. Que te quede claro boquita, en casa manda papá.
Pasemos al plato principal. Una multitud en el Bidegain para comerse a una gallina caliente. Todos con los nervios de punta, nos escapamos antes de nuestros respectivos trabajos para que no se haga tarde. La historia de las últimas décadas no nos favorecía en este caso. Además River era el único equipo al que Ramón no podía derrotar, desde su asunción como DT plumas negras. Como si esto fuera poco, San Lorenzo nunca había podido derrotar a un equipo dirigido por el Cholo Simeone (Racing, Estudiantes y River). De un lado Ramón, D´Alessandro, Placente, Menseguez. Del otro el “Loco” Abreu y Tuzzio. El partido perfecto para los medios. Ideal para el que le gusta el fútbol por tele y con un vermouth. No apto para cardíacos.
Ahí estábamos los cuervos. Ansiosos, con cierto temor, debo admitir. El aliento se hizo sentir desde temprano. El recibimiento al equipo fue con muchas serpentinas, aunque lejos de la todavía recordada ceremonia de la Copa del 96 ante el mismo rival (Víctor Hugo Morales reconoció públicamente que nunca vio algo igual en una cancha). San Lorenzo arrancó más decidido, aunque River inquietaba con un Abreu que bajó todo y un Falcao que no paró de moverse. Lo mejor del Ciclón pasaba por los pies del Negro Acevedo y las ganas de Rivero y Bergessio. Y llegó el grito tan esperado a través de Silvera, que venía bastante fuera del partido, pero así son los goleadores. La alegría duró poco, porque una desatención en el fondo permitió el empate de Falcao (nos tiene de hijos el colombiano). Y así terminó el primer tiempo. 1 a 1.
La segunda parte fue pareja. River tuvo una muy clara con Buonanotte, que recién entraba, gracias a una asistencia de Aguirre. Simeone modificó los esquemas y mandó a la cancha también a Ortega y el chileno Sánchez. Y sacó al Loco, que se fue ovacionado por los cuervos. Gracias a este cambio, Abreu no estaba en el área para rechazar un centro y Sánchez metió un manotazo. Baldassi no dudó y cobró penal. ¿No puede dirigir la vuelta también? Es el mejor árbitro argentino, lejos. Y no solo por el penal. Lo sostuve durante todo el partido, cuando muchos cuervos protestaban varias decisiones. Puede equivocarse, pero le da ritmo al juego y cobra casi siempre lo que ve. No inventa como otros jueces. En el penal tuve un cagazo terrible ¡¡Qué descarga cuando vimos que entró la pelota cuervos!! El grito y los abrazos fueron interminables. Cada canto fue una plegaria hasta el pitazo final del árbitro cordobés. Algo quedó claro, así sí se puede. Pero ojo, se ganó la primera batalla. La guerra continúa en 8 días. A no confiarse.
La madrugada del sábado la pasamos sobre Varela para conseguir una entrada. Es increíble que a esta altura los socios que vamos siempre a la cancha nos tengamos que comer horas y horas de cola para ir a la cancha. No se cual sería la mejor alternativa, pero habiendo más de 7000 entradas disponibles estoy convencido de que no puede quedar afuera un tipo que va siempre. Porque los que vamos en las malas no somos más de 7000. En fin. A los dirigentes poco parece preocuparles, porque ni siquiera son capaces de abrir la Ciudad Deportiva para que la gente aguarde la venta con un poco más de seguridad. Va a tener que pasar algo grave algún día para que se den cuenta.
Volvamos al fútbol propiamente dicho. El domingo tuvimos el postre en La Plata. Un postre raro, porque es bastante amargo este lobito vírgen. Hola, ¿está Emiliano? Lamentablemente sí ¡¡y que mal que juega!! Es lento, torpe y encima mal compañero. Lo de Ramón me empieza a preocupar más como padre que como técnico. Lo cierto es que, con Emiliano en cancha, San Lorenzo caía 1 a 0, gracias a un penal inventado por el impresentable de Favalle (es una lástima que Baldassi no pueda dirigir los 10 partidos de la fecha) y en el que Orión volvió a ir hacia el otro palo del que fue la pelota (¿podemos practicar un poquito Agustín? Por si las moscas vuelan…) O sea GELP jugó con un hombre más y lo aprovechó.
En el segundo tiempo salió Emiliano. Ramón dejó 3 atrás y mandó a Bergessio arriba, con Romeo y Menseguez. Encima los vírgenes se quedaron con 10 (el impresentable árbitro se equivocó de jugador y rajó a otro) y San Lorenzo empezó a aprovechar su ahora superioridad numérica. Empató D´Alessandro, que venía bastante mal, pegándole al arco cuando el mundo esperaba el centro. Luego Romeo se perdió dos goles increíbles, pero la tercera fue la vencida y dio vuelta el partido, tras un error del muy pobre arquero tripero. Por suerte se sacó la mufa Bernardo, que no venía muy bien. Triunfo y punta para el Ciclón, quien si no hubiese caído en La Paternal acumularía 10 triunfos al hilo. El mal comienzo del campeonato ya quedó atrás y San Lorenzo llega al último tramo en lo más alto, junto a River y Estudiantes.
De un comienzo dubitativo en ambos torneos, cuando parecía que pronto nos quedaríamos sin nada, a un presente casi perfecto, con dos caminos a la gloria abiertos. Todavía queda media semana clave, de la una y media que habíamos planificado. A pesar de que en esta semana comimos muy bien, no hagamos la digestión. El jueves será la última batalla con River, que viene muy golpeado de acuerdo a los cada vez menos ingeniosos afiches que se ven por la ciudad. Será la oportunidad de darle el golpe de KO, no la dejemos pasar. San Lorenzo tendrá que cuidar la pelota, sin meterse atrás. Y cuando la tengan ellos tendrá que aprovechar cada contra. Un gol azulgrana puede ser mortal para los de Simeone. El pelado deberá volver a Núñez más decidido que la última vez. D´Alessandro también tendrá su revancha. Bergessio puede ser clave ¿y Menseguez también? ¿O le dará prioridad a alguno de los 9 de área? Veremos que decide Díaz (Emiliano no, por favor…)
A prepararse cuervos. La espera hasta el jueves será eterna. Y si el resultado viene siendo favorable, el partido será más eterno aún. Esperemos que Pezzotta esté a la altura del encuentro y no cobre cosas extrañas como la última vez que nos dirigió en el Nuevo Gasómetro (y sino que le manden una señora a la habitación, como en Uruguay). Luego habrá tiempo para pensar en los clásicos que vienen con los dos inquilinos. Ahora la prioridad es el jueves. Y más que prioridad es obsesión...Ya van a ver…