Después de tanta espera. Después de la pérdida del Gasómetro. Después del descenso y el rápido ascenso. Después de la vuelta a ser locales. Por fin llegaba el momento de volver a gritar campeones.
Para muchos de nosotros, pibes en aquel momento, fue nuestro primer título. Para otros no tan pibes, o al menos ya mayores de edad por esos años, era volver a festejar tras casi 21 años de espera, tras el título conseguido por el equipo del maestro Zubeldía en el Nacional 74.
De casi nadie se muere
Una vez de vuelta en Primera y a pesar de no contar con un estadio propio para ser locales, de la dura situación institucional en la que los jugadores se duchaban con agua mineral y de la posterior prioridad de construir el nuevo estadio, San Lorenzo había sido protagonista en varias oportunidades, pero siempre quedándose con las ganas en la recta final.

Inmediatamente después del ascenso, el equipo del Bambino del 83, alcanzó el subcampeonato un punto por debajo de Independiente. Fue un equipo vistoso, apoyado en varios jóvenes talentosos de la cantera del club, como Insúa, Rinaldi, Perazzo y Madelón, bien acompañados por los goles de Mario Husillos y el Toti Iglesias, la habilidad del Negro Quinteros y Rubens Navarro y la férrea defensa de Higuaín, Biain y Hrabina, entre otros. Pero un increíble empate 3 a 3 ante River, tras ir venciendo 3 a 1, complicó las chances del Ciclón en el campeonato.
A pesar de los inconvenientes institucionales, los autodenominados “Camboyanos” también estuvieron cerca de la gloria. La temporada 86/87 pintaba bien en el comienzo. El equipo de Nito Veiga se hacía fuerte en la primera rueda y se ubicaba en los primeros lugares, con un joven Chilavert en el arco, el Turco Marchi y Lucho Málvarez en defensa, un buen mediocampo con Sivisky, Giunta, Ortega Sánchez y Madelón, más los goles de un Perazzo de Selección, volvían a ilusionar a los cuervos. Sin embargo, en la segunda rueda el equipo se fue cayendo, Veiga dejó el cargo y Cousillas se hizo cargo interinamente para que luego llega

Se mantuvo la base la temporada siguiente y el equipo entonces comandado por Bora Milutinovic tuvo un gran arranque junto a Newell´s y Racing, quienes a la postre animarían todo el torneo. Tras empatar con la Academia, estando segundos e invictos a dos puntos de ese rival, el técnico yugoslavo, trotamundos como pocos, abandonó el cargo para dirigir algún seleccionado de por ahí. El Bambino tomó la posta y el equipo peleó hasta el final, aunque quedó 6 puntos por debajo del campeón Newell´s. En la Liguilla Pre-Libertadores eliminó a Mandiyú y Vélez, para luego vencer a Racing en la batalla final que daría la clasificación a la Copa.
En la quinta fecha del Clausura 91, tras la pronta desvinculación de Ricardo Rezza por un mal resultado con el recién ascendido Huracán, se pone el buzo de técnico el Nano Fernando Areán. Bajo su mando en los 15 encuentros restantes del Clausura, se lograron 9 victorias, 4 empates y apenas 2 derrotas, de la mano de Leo Rodríguez, el corazón de Fabián Carrizo y los goles de Ferreyra y Czornomaz. Finalmente San Lorenzo ocupó el segundo lugar detrás de Boca y obtuvo la clasificación para la Liguilla de ese año, donde se quedaría con el pasaje a la Copa, tras vencer ni más ni menos que a Independiente, River y Boca.
La vuelta del Bambino
Tras ser eliminados de la Libertadores, vinieron los interinatos de Carotti y Calabria, para que en el Apertura 92 asumiera Jorge Castelli. El Profesor dirigió los 10 primeros partidos, haciendo una buena campaña y luego le dejó el cargo al Bambino Veira, quien volvía a dirigir tras su duro momento personal.

Era el comienzo de un ciclo a largo plazo. En los primeros torneos se hacían buenas campañas, pero no se lograba el objetivo. Durante 1993 el foco estaba puesto en finalizar la construcción del estadio, que se inauguró en diciembre de ese año. De todas formas, llegaron algunos refuerzos de importancia como Monserrat, Biaggio y el hondureño Bennett.
A partir de los goles del endiablado “Balín”, las ilusiones cuervas crecieron en un desorganizado Apertura 93, cuyas últimas 4 fechas se jugaron entre Febrero y Marzo de 1994. Tras la fecha 16, San Lorenzo alcanzó la punta venciendo 1 a 0 a Belgrano con un zapatazo de Netto, la tarde que inauguraba oficialmente la cancha, luego de la suspensión por lluvia del domingo anterior. Sin embargo, un error de Simionatto en Rosario hicieron caer al equipo en las últimas tres fechas y el título quedó para River.
En el Clausura 94 ya disfrutamos un 100 % de la localía. Con el debut de Oscar Ruggeri en la defensa, San Lorenzo empataba ante Racing en Avellaneda. Tras perder su primer partido en el Bidegain ante Estudiantes, el Ciclón recibía por primera vez a Boca en su casa nueva. Esa tarde debutaba con la 10 el brasileño Silas, quien venía a reemplazar a Gorosito e inmediatamente se instaló en el corazón azulgrana marcando el gol de la victoria ante los xeneizes.
Ese campeonato lo tuvo al Ciclón del Bambino animando nuevamente el torneo, esta vez junto a Independiente, Huracán y Central. Pero las lesiones de Silas y una dura caída en Parque Patricios volvían a complicar las ilusiones de dar la vuelta, ya que a pesar de la posterior levantada, el equipo empató en 0 las últimas tres fechas y terminó cuarto, a tres puntos de Independiente, quien se quedó con el título tras golear a un triste globito subcampeón en la última fecha.

La ilusión se renovó en la temporada 94/95. La llegada de Fernando Galetto, proveniente de Lanús, le dio un valor agregado de calidad al ya gran mediocampo integrado por Monserrat, Netto y Silas. El equipo del Bambino comenzaba a girar en torno a estos jugadores. Desde Vélez llegaba también el goleador Esteban González, para sumarse a la ya pesada delantera azulgrana.
El comienzo del Apertura 94 fue a puro empate, consiguiendo una sola victoria ante el campeón Independiente en las primeras seis fechas. En la fecha 7, el River de Francéscoli llegaba por primera vez al Bidegain. Fue un partido inolvidable que terminó empatado en 3, con una gran levantada del Ciclón, desde los pies de Silas, en la segunda parte. A partir de allí, San Lorenzo empezó a crecer en el torneo logrando 8 victorias en los siguientes 10 encuentros (cayó solo ante Newell´s y empató con Platense), incluyendo triunfos como visitante ante Huracán y Boca, y una buena victoria en casa ante el Vélez de Bianchi, campeón Intercontinental por esos días recibido con más aplausos que insultos del público azulgrana (impensado hoy).
Pero River no aflojaba mucho y cuando lo hacía lo ayudaban los arbitrajes, como en ese insólito gol de Francéscoli a los 50 minutos del segundo tiempo contra Talleres. En la anteúltima fecha San Lorenzo fue a Lanús, con una tribuna visitante desbordada de cuervos, esperanzados por una manito de Boca ante River. El Ciclón hacía bien su trabajo y ganaba 2 a 0, pero de la Bombonera llegaban malas noticias y todo se dio vuelta en la segunda parte. Los millonarios se quedaron finalmente con el título.
1995: “Ojalá este sea nuestro año”
Esa "bambifrase" fue escrita por el DT en un pizarrón, durante una charla técnica con los jugadores en la pretemporada de Mar del Plata. Para el Clausura el principal refuerzo era el de Javier Arbarello, por entonces figura de Belgrano.
El debut fue justamente ante Gimnasia en el Bidegain. Ambas hinchadas, amigas por entonces, concurrieron en gran número y no imaginaban que sus equipos serían los principales protagonistas del torneo. Un dudoso penal cobrado por Castrilli le daba la ventaja al Lobo, pero “Panchito” Rivadero consiguió el empate para el Ciclón.

En la segunda fecha, Argentinos nos recibió en cancha de Ferro. El partido se presentó muy adverso, con la lesión de “Cachito” Borelli y la expulsión de Escudero. San Lorenzo cayó sin atenuantes 2 a 0, pero su hinchada alentó incondicionalmente durante todo el segundo tiempo, tanto que el siguiente domingo “Fútbol de Primera” comenzó con audio e imágenes del aliento del pueblo azulgrana.
El tercer capítulo tuvo a Ferro en el Gasómetro. Mientras la hinchada de San Lorenzo daba la vuelta a la manzana para golpear a los de Caballito, quiénes estaban “molestando” a los cuervos que estaban en la tribuna visitante, el equipo ganaba 2 a 0, con goles de Rivadero y Silas, aunque sin lucir demasiado.
Venían dos duros compromisos como visitantes, ante los clásicos de Avellaneda. El equipo del Bambino dio una muestra de carácter y venció en ambos partidos. Ante los rojos fue 1 a 0, con gol de Biaggio tras centro de Manusovich y gran jugada de Silas. Frente al Racing de Maradona - Fren fue 2 a 1, con goles de Biaggio y del por entonces seleccionado Monserrat.
De nuevo en casa, fue el turno de una de las grandes emociones del torneo. El papá del “Gallego” González había fallecido horas antes del partido, pero el delantero pidió concentrar de todas maneras. El equipo no podía quebrar al duro Belgrano y Veira lo mandó a la cancha en la segunda parte. El goleador la mandó a guardar y envuelto en llanto fue a festejarlo cerca del banco de suplentes, mientras el Bambi le explicaba al árbitro Biscay que “se le murió el padre”.
En la fecha 7 había que ir al Monumental. En un partido cambiante, San Lorenzo terminaba cayendo ante River 3 a 2 (goles de Netto de penal y González). Hasta entonces el campeonato era parejo, siendo dominado por Vélez y Boca, pero abierto para todos.
El siguiente viernes por la noche, el Ciclón vencía a Gimnasia de Jujuy 2 a 1, con goles de Ruggeri y González, victoria que le servía para recuperarse y acercarse a los punteros.
Luego llego el turno de ir a la siempre difícil cancha de Banfield, donde se destacaban Zanetti, Comizzo y Jiménez, entre otros. En una de sus mejores producciones, San Lorenzo se impuso por 3 a 0, con golazos de Silas (un joven Mariano Cross relataba que “el mundo esperaba el centro”), Monserrat y González. Aprovechando la caída de Vélez en La Boca, el Ciclón alcanzaba la punta del campeonato.
Ante mucha gente, el Ciclón recibía a su muchas veces verdugo Newell´s. El primer tiempo pintaba complicado y los de Rosario eran más. Pero los fantasmas se esfumaron con una lección de contragolpe del equipo del Bambino en la segunda parte, puesta en escena por Monserrat y Silas. El alocado festejo de Paulo es otro de los recuerdos imborrables de esa campaña. Los desbordes del “Perro” Arbarello y los dos goles de Biaggio sellaron el 3 a 0.
Era el turno de viajar a Corrientes, donde un Mandiyú preocupado por no descender esperaba al Ciclón. Otra vez el primer tiempo no era bueno y se caía por 1 a 0. Sin embargo, en la segunda parte aparecieron nuevamente Silas y Monserrat para dar vuelta la historia. El cordobés y el “Gallego” González vencieron a Goyco para la victoria azulgrana.
Mientras el país se debatía para reelegir o no al innombrable ex presidente riojano, San Lorenzo encontraba la fórmula del gol para vencer entre semana a Español. Centro de Silas, cabezazo de Ruggeri, gol de Biaggio. Por la noche, en cancha de Independiente, Gimnasia empataba con Boca y San Lorenzo quedaba solito en la punta.
Ocho días después, el jueves 17 de mayo, el pueblo azulgrana se trasladaba en masa hacia Liniers, copando las dos populares y mandando a los hinchas de Platense a la platea alta. Era una fiesta, dentro y fuera de la cancha, cuando el “tiqui-tiqui” de Silas, Biaggio y González terminaba en el gol más lindo del torneo. Pero los jugadores de Platense quisieron arruinar todo e ir a festejárselo a Tinelli y Spontón nos empató cerca del final. Gimnasia obtenía una gran victoria ante Vélez y la punta era nuevamente compartida.
La recta final: Un mano a mano entre el cuervo y el lobo
Tras el empate con Platense, era el turno del clásico ante Huracán, el primero en la nueva cancha. Los quemeros hicieron mal en tirar los salvavidas al comienzo, ya que se fueron ahogando poco a poco y terminaron cayendo por 3 a 0. Los goles los marcaron Corbalán en contra y Biaggio en dos ocasiones.

El sábado siguiente por la noche, San Lorenzo se medía en el Mundialista de Córdoba ante el descendido Talleres. Los cordobeses sin embargo arrancaron mejor y ganaban 1 a 0, pero rápidamente el Ciclón se recuperó y alcanzó el empate con una pifiada del “Gallego”. En el segundo tiempo, una avivada de Netto le dio el gol a Monserrat y otro pifie de González sellaron la victoria. Al día siguiente Gimnasia, quien se iba acostumbrando a marcar sobre la hora, conseguía un agónico empate en Arroyito, que lo dejaba de nuevo solo al Ciclón en la punta.
En la fecha 16 nos visitaba un entonado Boca, que venía de meterle 5 a Independiente. Mucho se había hablado en la semana acerca de apuestas de televisores y electrodomésticos varios entre Tinelli y el plantel de la Ribera. Sin embargo, un cabezazo de Biaggio, tras un preciso centro de Silas, y una buena definición de Arbarello, le daban el triunfo al Ciclón y lo sacaban definitivamente a Boca de la pelea.
El próximo escollo era Vélez en Liniers y, como siempre, los cuervos reventaban las instalaciones del Fortín. En la previa, llegaban buenas noticias de La Plata porque Argentinos vencía a Gimnasia, mientras que Chilavert calentaba a la hinchada azulgrana y recibía naranjas a cambio.
Pero sobre el final todo se dio vuelta en el Bosque y Gimnasia recibió tres penales de regalo, para ganar el partido ante los de La Paternal. El partido en Liniers arrancaba más tarde y Castrilli también se ocupó de bajar a San Lorenzo. Un penal para Vélez que Passet le tapó a Trotta y un gol mal anulado a Silas por supuesta infracción al arquero paraguayo, fueron el castigo del “Sheriff”. Encima el “Turu” Flores marcaba cerca del final y los fantasmas volvían a merodear por Boedo. Perdíamos la punta a dos fechas del final.

Anteúltimo capítulo. Gimnasia jugaba antes y un error de Pogany le daba el gol a “Carucha” Lagorio. Sin embargo, el “Yagui” Fernández se iba torpemente expulsado y Timoteo Griguol lo insultaba delante de todas las cámaras: “¿Querés salir campeón?, de la c….. de tu hermana vas a salir campeón…” todo un vidente el viejo. En tanto, San Lorenzo sufría para vencer a Lanús. Los antes amigos granates habían colgado pasacalles en su ciudad pidiendo que el equipo nos amargara el campeonato y entraron al Gasómetro cantando “me parece que el cuervo no sale campeón…” Pero parece que las quejas de Miele en la AFA por el pésimo arbitraje de Castrilli y la manito a Gimnasia dieron algún resultado. San Lorenzo tuvo un penal a favor que Netto mandó a guardar. Con eso alcanzó para ganar, porque Dios quiso que Ruggeri no haga un gol en contra por pocos centímetros.
Con fe, con alegría y en familia, y si se da, se da
Y esa noche apareció el Bambino en Fútbol de Primera, dejando en claro que es el rey de la motivación. Pidió que 20 o 30 mil cuervos “vayan con fe, con alegría y en familia” a Rosario a alentar al equipo “y si se da, se da”. También dejó en claro que “Independiente es un grande y va a salir a ganarle a Gimnasia”, a pesar de la floja campaña que venían haciendo los de Avellaneda.

El pedido del ídolo empujó a los cuervos que dudaban hasta Rosario. Más de 35.000 azulgranas se hicieron presentes en el Gigante de Arroyito. Los amigos canallas abrieron las puertas de toda la cancha, incluyendo su propia tribuna, que se vio colmada por más de 50.000 personas. Nunca un equipo visitante llevó tanta gente hasta otra ciudad y menos que menos llegando con escasas chances de dar la vuelta.
La ciudad fue tomada. Leprosos casi ni se vieron, más que algún desubicado que gritaba algo y huía rápidamente en su auto. Los canallas se sumaron a la fiesta y, como dije antes, abrieron su casa de par en par, hecho que será agradecido eternamente al menos de mi parte, a pesar de las diferencias actuales entre las hinchadas ¡Si hasta una bandera azulgrana asomó por la tarde en la ventana del Monumento de la Bandera!
Muchos cuervos fueron con su entrada desde Buenos Aires y otros fuimos a sacarla en Rosario. Claro que ni bien se abrieron las boleterías, a eso de las 11 de la mañana, los vendedores informaban que ya no había populares. Mi viejo se fue hasta adentro de no se que parte del club y consiguió 4 plateas altas de no se donde. Respiramos tranquilos y nos fuimos a comer y pasear un poco para calmar la ansiedad.
Llegada la hora del partido el frío se hacía cada vez más inten
so a orillas del Paraná. Claro, hasta que subimos las escaleras del Gigante y pasamos la boca de acceso. El calor azulgrana podía más que el frío polar. No entraba un alfiler y nos llevamos la sorpresa de que nuestras plateas pertenecían a abonados de Central que estaban ocupando su lugar ¡habían vendido todo los muchachos!
Nos fuimos a la platea baja, que a esa altura ya era una popular. Lo vimos de parados, salvo mi vieja y mi hermana que aceptaron la gentileza de unos rosarinos que les dieron el asiento. Yo ya estaba con la radio encendida, práctica que no me gustaba, pero que creía absolutamente necesaria para la ocasión. Me sirvió para aclararles a todos que era una falsa alarma el gol que se gritó en algún momento, porque el partido en La Plata seguía 0 a 0.
Tras ser eliminados de la Libertadores, vinieron los interinatos de Carotti y Calabria, para que en el Apertura 92 asumiera Jorge Castelli. El Profesor dirigió los 10 primeros partidos, haciendo una buena campaña y luego le dejó el cargo al Bambino Veira, quien volvía a dirigir tras su duro momento personal.

Era el comienzo de un ciclo a largo plazo. En los primeros torneos se hacían buenas campañas, pero no se lograba el objetivo. Durante 1993 el foco estaba puesto en finalizar la construcción del estadio, que se inauguró en diciembre de ese año. De todas formas, llegaron algunos refuerzos de importancia como Monserrat, Biaggio y el hondureño Bennett.
A partir de los goles del endiablado “Balín”, las ilusiones cuervas crecieron en un desorganizado Apertura 93, cuyas últimas 4 fechas se jugaron entre Febrero y Marzo de 1994. Tras la fecha 16, San Lorenzo alcanzó la punta venciendo 1 a 0 a Belgrano con un zapatazo de Netto, la tarde que inauguraba oficialmente la cancha, luego de la suspensión por lluvia del domingo anterior. Sin embargo, un error de Simionatto en Rosario hicieron caer al equipo en las últimas tres fechas y el título quedó para River.
En el Clausura 94 ya disfrutamos un 100 % de la localía. Con el debut de Oscar Ruggeri en la defensa, San Lorenzo empataba ante Racing en Avellaneda. Tras perder su primer partido en el Bidegain ante Estudiantes, el Ciclón recibía por primera vez a Boca en su casa nueva. Esa tarde debutaba con la 10 el brasileño Silas, quien venía a reemplazar a Gorosito e inmediatamente se instaló en el corazón azulgrana marcando el gol de la victoria ante los xeneizes.
Ese campeonato lo tuvo al Ciclón del Bambino animando nuevamente el torneo, esta vez junto a Independiente, Huracán y Central. Pero las lesiones de Silas y una dura caída en Parque Patricios volvían a complicar las ilusiones de dar la vuelta, ya que a pesar de la posterior levantada, el equipo empató en 0 las últimas tres fechas y terminó cuarto, a tres puntos de Independiente, quien se quedó con el título tras golear a un triste globito subcampeón en la última fecha.

La ilusión se renovó en la temporada 94/95. La llegada de Fernando Galetto, proveniente de Lanús, le dio un valor agregado de calidad al ya gran mediocampo integrado por Monserrat, Netto y Silas. El equipo del Bambino comenzaba a girar en torno a estos jugadores. Desde Vélez llegaba también el goleador Esteban González, para sumarse a la ya pesada delantera azulgrana.
El comienzo del Apertura 94 fue a puro empate, consiguiendo una sola victoria ante el campeón Independiente en las primeras seis fechas. En la fecha 7, el River de Francéscoli llegaba por primera vez al Bidegain. Fue un partido inolvidable que terminó empatado en 3, con una gran levantada del Ciclón, desde los pies de Silas, en la segunda parte. A partir de allí, San Lorenzo empezó a crecer en el torneo logrando 8 victorias en los siguientes 10 encuentros (cayó solo ante Newell´s y empató con Platense), incluyendo triunfos como visitante ante Huracán y Boca, y una buena victoria en casa ante el Vélez de Bianchi, campeón Intercontinental por esos días recibido con más aplausos que insultos del público azulgrana (impensado hoy).
Pero River no aflojaba mucho y cuando lo hacía lo ayudaban los arbitrajes, como en ese insólito gol de Francéscoli a los 50 minutos del segundo tiempo contra Talleres. En la anteúltima fecha San Lorenzo fue a Lanús, con una tribuna visitante desbordada de cuervos, esperanzados por una manito de Boca ante River. El Ciclón hacía bien su trabajo y ganaba 2 a 0, pero de la Bombonera llegaban malas noticias y todo se dio vuelta en la segunda parte. Los millonarios se quedaron finalmente con el título.
1995: “Ojalá este sea nuestro año”
Esa "bambifrase" fue escrita por el DT en un pizarrón, durante una charla técnica con los jugadores en la pretemporada de Mar del Plata. Para el Clausura el principal refuerzo era el de Javier Arbarello, por entonces figura de Belgrano.
El debut fue justamente ante Gimnasia en el Bidegain. Ambas hinchadas, amigas por entonces, concurrieron en gran número y no imaginaban que sus equipos serían los principales protagonistas del torneo. Un dudoso penal cobrado por Castrilli le daba la ventaja al Lobo, pero “Panchito” Rivadero consiguió el empate para el Ciclón.
En la segunda fecha, Argentinos nos recibió en cancha de Ferro. El partido se presentó muy adverso, con la lesión de “Cachito” Borelli y la expulsión de Escudero. San Lorenzo cayó sin atenuantes 2 a 0, pero su hinchada alentó incondicionalmente durante todo el segundo tiempo, tanto que el siguiente domingo “Fútbol de Primera” comenzó con audio e imágenes del aliento del pueblo azulgrana.
El tercer capítulo tuvo a Ferro en el Gasómetro. Mientras la hinchada de San Lorenzo daba la vuelta a la manzana para golpear a los de Caballito, quiénes estaban “molestando” a los cuervos que estaban en la tribuna visitante, el equipo ganaba 2 a 0, con goles de Rivadero y Silas, aunque sin lucir demasiado.
Venían dos duros compromisos como visitantes, ante los clásicos de Avellaneda. El equipo del Bambino dio una muestra de carácter y venció en ambos partidos. Ante los rojos fue 1 a 0, con gol de Biaggio tras centro de Manusovich y gran jugada de Silas. Frente al Racing de Maradona - Fren fue 2 a 1, con goles de Biaggio y del por entonces seleccionado Monserrat.
De nuevo en casa, fue el turno de una de las grandes emociones del torneo. El papá del “Gallego” González había fallecido horas antes del partido, pero el delantero pidió concentrar de todas maneras. El equipo no podía quebrar al duro Belgrano y Veira lo mandó a la cancha en la segunda parte. El goleador la mandó a guardar y envuelto en llanto fue a festejarlo cerca del banco de suplentes, mientras el Bambi le explicaba al árbitro Biscay que “se le murió el padre”.
En la fecha 7 había que ir al Monumental. En un partido cambiante, San Lorenzo terminaba cayendo ante River 3 a 2 (goles de Netto de penal y González). Hasta entonces el campeonato era parejo, siendo dominado por Vélez y Boca, pero abierto para todos.
El siguiente viernes por la noche, el Ciclón vencía a Gimnasia de Jujuy 2 a 1, con goles de Ruggeri y González, victoria que le servía para recuperarse y acercarse a los punteros.
Luego llego el turno de ir a la siempre difícil cancha de Banfield, donde se destacaban Zanetti, Comizzo y Jiménez, entre otros. En una de sus mejores producciones, San Lorenzo se impuso por 3 a 0, con golazos de Silas (un joven Mariano Cross relataba que “el mundo esperaba el centro”), Monserrat y González. Aprovechando la caída de Vélez en La Boca, el Ciclón alcanzaba la punta del campeonato.
Ante mucha gente, el Ciclón recibía a su muchas veces verdugo Newell´s. El primer tiempo pintaba complicado y los de Rosario eran más. Pero los fantasmas se esfumaron con una lección de contragolpe del equipo del Bambino en la segunda parte, puesta en escena por Monserrat y Silas. El alocado festejo de Paulo es otro de los recuerdos imborrables de esa campaña. Los desbordes del “Perro” Arbarello y los dos goles de Biaggio sellaron el 3 a 0.
Era el turno de viajar a Corrientes, donde un Mandiyú preocupado por no descender esperaba al Ciclón. Otra vez el primer tiempo no era bueno y se caía por 1 a 0. Sin embargo, en la segunda parte aparecieron nuevamente Silas y Monserrat para dar vuelta la historia. El cordobés y el “Gallego” González vencieron a Goyco para la victoria azulgrana.
Mientras el país se debatía para reelegir o no al innombrable ex presidente riojano, San Lorenzo encontraba la fórmula del gol para vencer entre semana a Español. Centro de Silas, cabezazo de Ruggeri, gol de Biaggio. Por la noche, en cancha de Independiente, Gimnasia empataba con Boca y San Lorenzo quedaba solito en la punta.
Ocho días después, el jueves 17 de mayo, el pueblo azulgrana se trasladaba en masa hacia Liniers, copando las dos populares y mandando a los hinchas de Platense a la platea alta. Era una fiesta, dentro y fuera de la cancha, cuando el “tiqui-tiqui” de Silas, Biaggio y González terminaba en el gol más lindo del torneo. Pero los jugadores de Platense quisieron arruinar todo e ir a festejárselo a Tinelli y Spontón nos empató cerca del final. Gimnasia obtenía una gran victoria ante Vélez y la punta era nuevamente compartida.
La recta final: Un mano a mano entre el cuervo y el lobo
Tras el empate con Platense, era el turno del clásico ante Huracán, el primero en la nueva cancha. Los quemeros hicieron mal en tirar los salvavidas al comienzo, ya que se fueron ahogando poco a poco y terminaron cayendo por 3 a 0. Los goles los marcaron Corbalán en contra y Biaggio en dos ocasiones.

El sábado siguiente por la noche, San Lorenzo se medía en el Mundialista de Córdoba ante el descendido Talleres. Los cordobeses sin embargo arrancaron mejor y ganaban 1 a 0, pero rápidamente el Ciclón se recuperó y alcanzó el empate con una pifiada del “Gallego”. En el segundo tiempo, una avivada de Netto le dio el gol a Monserrat y otro pifie de González sellaron la victoria. Al día siguiente Gimnasia, quien se iba acostumbrando a marcar sobre la hora, conseguía un agónico empate en Arroyito, que lo dejaba de nuevo solo al Ciclón en la punta.
En la fecha 16 nos visitaba un entonado Boca, que venía de meterle 5 a Independiente. Mucho se había hablado en la semana acerca de apuestas de televisores y electrodomésticos varios entre Tinelli y el plantel de la Ribera. Sin embargo, un cabezazo de Biaggio, tras un preciso centro de Silas, y una buena definición de Arbarello, le daban el triunfo al Ciclón y lo sacaban definitivamente a Boca de la pelea.
El próximo escollo era Vélez en Liniers y, como siempre, los cuervos reventaban las instalaciones del Fortín. En la previa, llegaban buenas noticias de La Plata porque Argentinos vencía a Gimnasia, mientras que Chilavert calentaba a la hinchada azulgrana y recibía naranjas a cambio.
Pero sobre el final todo se dio vuelta en el Bosque y Gimnasia recibió tres penales de regalo, para ganar el partido ante los de La Paternal. El partido en Liniers arrancaba más tarde y Castrilli también se ocupó de bajar a San Lorenzo. Un penal para Vélez que Passet le tapó a Trotta y un gol mal anulado a Silas por supuesta infracción al arquero paraguayo, fueron el castigo del “Sheriff”. Encima el “Turu” Flores marcaba cerca del final y los fantasmas volvían a merodear por Boedo. Perdíamos la punta a dos fechas del final.

Anteúltimo capítulo. Gimnasia jugaba antes y un error de Pogany le daba el gol a “Carucha” Lagorio. Sin embargo, el “Yagui” Fernández se iba torpemente expulsado y Timoteo Griguol lo insultaba delante de todas las cámaras: “¿Querés salir campeón?, de la c….. de tu hermana vas a salir campeón…” todo un vidente el viejo. En tanto, San Lorenzo sufría para vencer a Lanús. Los antes amigos granates habían colgado pasacalles en su ciudad pidiendo que el equipo nos amargara el campeonato y entraron al Gasómetro cantando “me parece que el cuervo no sale campeón…” Pero parece que las quejas de Miele en la AFA por el pésimo arbitraje de Castrilli y la manito a Gimnasia dieron algún resultado. San Lorenzo tuvo un penal a favor que Netto mandó a guardar. Con eso alcanzó para ganar, porque Dios quiso que Ruggeri no haga un gol en contra por pocos centímetros.
Con fe, con alegría y en familia, y si se da, se da
Y esa noche apareció el Bambino en Fútbol de Primera, dejando en claro que es el rey de la motivación. Pidió que 20 o 30 mil cuervos “vayan con fe, con alegría y en familia” a Rosario a alentar al equipo “y si se da, se da”. También dejó en claro que “Independiente es un grande y va a salir a ganarle a Gimnasia”, a pesar de la floja campaña que venían haciendo los de Avellaneda.
El pedido del ídolo empujó a los cuervos que dudaban hasta Rosario. Más de 35.000 azulgranas se hicieron presentes en el Gigante de Arroyito. Los amigos canallas abrieron las puertas de toda la cancha, incluyendo su propia tribuna, que se vio colmada por más de 50.000 personas. Nunca un equipo visitante llevó tanta gente hasta otra ciudad y menos que menos llegando con escasas chances de dar la vuelta.
La ciudad fue tomada. Leprosos casi ni se vieron, más que algún desubicado que gritaba algo y huía rápidamente en su auto. Los canallas se sumaron a la fiesta y, como dije antes, abrieron su casa de par en par, hecho que será agradecido eternamente al menos de mi parte, a pesar de las diferencias actuales entre las hinchadas ¡Si hasta una bandera azulgrana asomó por la tarde en la ventana del Monumento de la Bandera!
Muchos cuervos fueron con su entrada desde Buenos Aires y otros fuimos a sacarla en Rosario. Claro que ni bien se abrieron las boleterías, a eso de las 11 de la mañana, los vendedores informaban que ya no había populares. Mi viejo se fue hasta adentro de no se que parte del club y consiguió 4 plateas altas de no se donde. Respiramos tranquilos y nos fuimos a comer y pasear un poco para calmar la ansiedad.
Llegada la hora del partido el frío se hacía cada vez más inten
Nos fuimos a la platea baja, que a esa altura ya era una popular. Lo vimos de parados, salvo mi vieja y mi hermana que aceptaron la gentileza de unos rosarinos que les dieron el asiento. Yo ya estaba con la radio encendida, práctica que no me gustaba, pero que creía absolutamente necesaria para la ocasión. Me sirvió para aclararles a todos que era una falsa alarma el gol que se gritó en algún momento, porque el partido en La Plata seguía 0 a 0.
Como el Lobo llegaba con un punto de ventaja, si los partidos terminaban empatados los triperos daban la vuelta. Pero si San Lorenzo sa

Hasta que vinieron buenas noticias de verdad desde el Bosque. La “Chancha” Mazzoni sorprendía todos los triperos y marcaba el 1 a 0 para el rojo. No había ni un hincha de Independiente en La Plata para que lo festejara ¡Si hasta los que hablaban en las radios querían perder para jodernos a nosotros! El gol se gritó con alma y vida en Arroyito. Con el empate San Lorenzo era campeón.
Luego vino una falta a Monserrat en el área y Ruscio pitó penal. Netto la tiró por arriba de un Abbondanzieri que atinó a festejar, pero fue frenado por sus compañeros. Había que seguir sufriendo. Pero Veira tenía una carta más en el banco y lo mandó al “Gallegol” González a la cancha. Ya le había vaticinado que iba a entrar y marcar un gol. Y por suerte así fue. Otro preciso centro de Silas fue cabeceado al gol por el Gallego, para el delirio de todo el estadio, de los jugadores y el cuerpo técnico. Para el inolvidable llanto divino del Bambino, creído que el gol era del “Pampa” Biaggio, otra imagen que estará gravada para siempre en nuestros corazones.
El ya escandaloso Tinelli saltó a la cancha y precipitó el final. Ruscio debió culminar el partido a los 89 porque muchos cuervos invadieron la cancha impulsados por el conductor de TV. Ya nadie quería esperar un minuto más, tras casi 21 años de espera. San Lorenzo era campeón del fútbol argentino por octava vez en la era profesional. Por fin se hacía justicia para una hinchada que venía de sufrir demasiado con la pérdida del estadio y el posterior descenso. Por fin llorábamos por la alegría y nos envolvíamos en un mismo abrazo, los muchos que lo veíamos campeón por primera vez, con el viejo o el abuelo que habían sufrido las más malas y festejaban después de muchos años.
El regreso y el día después: ¡Somos campeones!
La vuelta fue una fiesta. Viaje interminable por la ruta. Cola a puro bocinazo en el peaje y en la Shell de la entrada a Rosario. Al otro día nada de ir al colegio, porque había que comprar todos los diarios y revistas del lunes y había que ir a la cancha a saludar a los campeones. A agradecer por el título.
A agradecerle al hijo pródigo, quien se transformaba en ídolo máximo, y a pedirle que se quede para siempre. Bambino querido, Boedo siempre estará contigo. Pero también a darle las gracias a un plantel compacto en todas sus líneas, a esa formación que sigue saliendo de memoria. Desde la seguridad del “Flaco” Passet, de gran torneo. La dura dupla central formada por el “Indio” Arévalo y el “Cabezón” Ruggeri, un ganador nato que fue fundamental. Al menos yo no dudo en decirlo, ladren lo que ladren los demás, eternas gracias Cabezón. Los enormes corazones del “Roli” Escudero y el “Rusito” Manusovich, ídolos de la gente por el sacrificio. U
n mediocampo tremendo, con el “Conde” Galetto, un 5 de galera y bastón que con Veira aprendió a embarrarse. El “Diablo” Monserrat, un 8 de selección, que jugaba con la cabeza levantada y mucho criterio. “Carlitos” Netto, un motorcito incansable y con una pegada temible. “Silas”, o simplemente Paulo, el mejor jugador que yo haya visto con la camiseta de San Lorenzo, un maestro que las sabía todas y participó en casi todos los goles del campeón. El “Pampa” Biaggio, goleador con 9 tantos, y el “Gallego” González, con 8 conquistas, dos tanques de área implacables. Más el “Panchito” Rivadero, siempre buen relevo, el “Bocha” Batista, el “Beto” Ortega Sánchez, el “Perro” Arbarello, el “Balín” Bennett y todos los que sumaron desde afuera. Gracias por siempre a todos ellos, por la alegría de haberme regalado mi primer campeonato, que será único e inigualable y quedará siempre en las retinas y los corazones de los que estuvimos esa noche en Arroyito.
Para terminar, algunos detalles estadísticos. San Lorenzo fue el mejor equipo de la temporada 94/95 con 56 puntos (en ese momen
to se daban 2 puntos por triunfo), cuatro arriba de Vélez, siete más que Gimnasia y River y quince por sobre Boca. Además, en su tercer torneo completo como local se hizo casi inexpugnable, con 8 victorias y apenas 1 empate, en la primera fecha ante Gimnasia.
Claramente fue un gran equipo, a pesar de ser muchas veces recordado como mezquino por algunos periodistas poco objetivos. Y pensar que muchos dicen que con torneos largos solo ganarían Boca y River…En fin, un gran campeón y un recuerdo imborrable para los cuervos. De los más importantes de nuestros 100 años de vida.