La casa de papá en Núñez no podía usarse, ya que en ella se está llevando a cabo el Quilmes Rock, por lo que no quedó otra alternativa que utilizar la casa de alguno de nuestros queridos hijos.
Nuestro hijo de Liniers, el más chico de los cuatro, ya no nos recibe con los brazos abiertos como en la década del 80, cuando el barrio y sus hijos se hacían azulgranas.
El segundo menor, que vive en Parque Patricios, tiene su casa clausurada, por lo que tampoco pudo recibir a su papá.
Algo parecido le ocurre al último hijo reconocido, el de Avellaneda, que tampoco puede usar su casa y anda buscando "promociones" de alquileres.
Pero había uno que no nos podía fallar, nuestro hijo mayor, el que siempre nos da una alegría, a pesar de que hace poco tiempo se portó mal, papá siempre lo perdona y lo vuelve a atender.
Y hasta la Boca fuimos, para seguir con la racha ganadora, pensando en el cumpleaños del martes y en la final del jueves.
Era de noche y el barrio mucho no ayuda. Por lo que buscamos un estacionamiento para la seguridad del auto. Que 25 pesos, que 20 pesos, ¿donde estábamos? ¿en Recoleta? Pero claro, si en nuestra propia casa nos cobran 15 mangos a los socios, ¿cuanto nos iban a cobrar en un lugar que tenía el portón pintado de azul y amarillo?
Bajamos del auto unos 15 o 20 minutos antes de la hora estipulada para el inicio. Intentamos ingresar por Aristóbulo del Valle, pero nos llevamos la sorpresa que un señor gordo y de bigotes (el típico pizzero xeneize) nos dijo amablemente que ese era el ingreso a platea y que los socios debían ingresar por la calle Villafañe, pegando la vuelta unas dos cuadras hacia la izquierda. ¿Pero si estábamos a media cuadra de la tribuna local?, nos preguntamos asombrados...pero claro, son estos nuevos grandiosos operativos policiales, que podrían llamarse mini-tours por el barrio aledaño a la cancha de turno. Parece que había gente que no se había dado cuenta que era papá el que visitaba la casa de su hijo favorito...
Sin ánimos de pelear, caminamos las "dos cuadras", que resultaron ser cuadras de campo, alrededor de una plazoleta con algunos árboles que emanaban el olor típico del barrio. Fuimos a parar hasta la Av. Alte. Brown, todo por alrededor de Casa Amarilla, para luego volver hacia el estadio, pasando por el costado del vallado policial, con agentes que solo nos revisaban con la mirada.
Al llegar a las puertas de entrada estábamos agotados, tras caminar unas 15 cuadras, estábamos para pedirle el cambio a Ramón. Pero no lo hicimos (a ver si todavía entraba Michael por nosotros). Lo que hicimos fue discutir a qué tribuna íbamos. Que la del medio, que la de abajo y GOL DE SAN LORENZO!!! Entremos de una vez que nos perdimos el gol, vamos a la de abajo que a la del medio no voy ni loco, es la más infestada de todas, a ver si después me tengo que lavar el culo con aguarrás. Abajo no había nadie, solo muchas banderas en el alambrado. Es cierto que nos sobró Bombonera, así como también a Boca le sobra Nuevo Gasómetro, cada vez que hace de local en casa de papá. Pero claro, nuestro hijo tenía que recibirnos bien y la puerta que comunicaba con la platea baja estaba abierta. Vamos para allá que los que suelen sentarse ahí son un poco más limpios (un poco).

Preguntamos como había sido el gol. Lo hizo Silvera, nos dijeron. Miramos el cielo y no llovía. D´Alessandro lo dejó solo, tras un buen pase de primera. Che, paren que no traje paraguas. La jugada previa la hizo Menseguez, en un desborde al mejor estilo Pipa Estévez. ¿Nos ponemos abajo el techito? Pero no, no llovió. Por fin pudimos ver un D´Alessandro en el nivel que esperamos (tranquilos cuervos, no volvamos a crear ídolos de cartón, esperemos que siga demostrando lo que sabe, condiciones tiene). Por fin Menseguez generó peligro con sus desbordes. Por fin hizo un gol el Cuqui (parece que se le acreditó la guita en el banco). Por fin, nobleza obliga, jugó bien Aguirre. Solo faltó el gol de Emiliano...
Como manda la historia, el Ciclón ganó en la Bombonera. Fue 3 a 1, con dos goles del Cabezón (uno con la complicidad de Chiquito Bossio) y con penal desviado de Velázquez para los granates.
Y nos fuimos de la casa de nuestro hijo, esperando la fiesta del martes y la final del jueves. Por suerte llegamos a los 100 años con expectativas en ambos torneos. Gracias a Dios y a la resurrección de Potosí. Todavía hay que mejorar, pero 6 triunfos al hilo no son poca cosa.
Para el final, una perlita de la noche de la Boca. Salimos del estacionamiento en contramano, cosa que no está bien, pero solo era una cuadra hasta Patricios y todos iban hacia allá, nadie se dirigía hacia la cancha. Un botonazo vigilante paradito en la esquina anotaba las patentes de unos cuantos que hacíamos lo mismo. Está muy bien, ellos están para brindarle seguridad al espectador. Se podría decir que el operativo fue un éxito.