Entre tanto recuerdo futbolero, no quería olvidarme del 2 de abril de 1982, día en que la junta militar tiró su último manotazo de ahogado, mandando a los pibes argentinos a morir a las Malvinas. Una guerra absurda. El pueblo, engañado por los medios funcionales a la dictadura, pisó el palito y llenó la plaza en apoyo a Galtieri. Por favor, nunca más.

2 de abril de 1982
Tropas argentinas desembarcan en Malvinas
El país no sale de su asombro: tropas argentinas desembarcaron en Puerto Argentino, en las Islas Malvinas, y recuperaron el territorio. Una multitud se congrega en Plaza de Mayo para apoyar la medida del gobierno.
El país no sale de su asombro: tropas argentinas desembarcaron en Puerto Argentino, en las Islas Malvinas, y recuperaron el territorio. Una multitud se congrega en Plaza de Mayo para apoyar la medida del gobierno.
La junta militar había decidido “ocupar las islas para negociar”, pero el estallido entusiasta de una sociedad confundida los lleva a “ocupar para combatir”.
Apoyan su decisión en dos errores: creen que los Estados Unidos serán prescindentes en el conflicto y están seguros de que Gran Bretaña no reaccionará bélicamente. Al día siguiente del desembarco Margaret Thatcher anuncia el envío a las islas de una poderosa flota.
El Consejo de Seguridad de la ONU exige el retiro de las tropas argentinas. Gran Bretaña impone un bloqueo naval y una zona de exclusión sobre el lugar del conflicto. La dictadura queda atrapada en una retórica triunfalista que le costará demasiado cara al país.