
A ocho años de la muerte del flaco, lo recordamos con cariño. Todos nos sentimos un poco responsables. La familia, el club, los periodistas que opinaban de él y también nosotros, los hinchas. Por la presión, la intolerancia. Pero fue una decisión que solo Mirko sabe el por qué.
Una verdadera lástima. Por el gran jugador que iba a ser, pero por sobre todo por la gran persona que era.