Desde la noche del domingo pasado, cuando se supo la insólita forma en la que se iba a jugar este triangular, y de la que Rafael Savino fue cómplice, sabíamos que dar la vuelta iba a ser complicado. Difícilmente para el negocio mediático, este triangular iba a jugarse sin el tercer partido. Difícilmente el campeón iba a ser quien mirara ese tercer partido por televisión. Con esto no estoy llorando, ni diciendo que todo está arreglado para Boca. Sólo digo que, de acuerdo a la manera que se dio todo, el único perjudicado era San Lorenzo. Y los responsables de esto son nuestros dirigentes.
En estos días he escuchado muchísimas versiones. Que los jugadores querían jugar primero para irse pronto de vacaciones. Que también se querían asegurar los $ 750.000 que otorga la AFA por cada partido. A esta altura ya no me
Del partido de ayer no quiero ni hablar. Lo están repitiendo en TyC y no quiero saber nada. Será una herida difícil de cerrar. La sensación es cercana a la posterior al 1-7 de la era Ruggeri. Esa paternidad es nuestro orgullo (aunque muchos medios pro-Boca quieran hacerla desaparecer, diciendo que en el total de los partidos locales, desde el amateurismo, estamos empatados. Si van a contar el amateurismo también deberían contar los partidos de verano y los internacionales, con los que la diferencia se volvería a estirar a nuestro favor). Es un ícono importante para nuestra historia. Y nuestro año centenario se merecía un cierre revalidándola, con vuelta olímpica en la cara y todo.
Pero nada de eso pasó. Los jugadores sintieron el peso físico y mental de jugar tres finales en seis días. Hasta yo estoy agotado, así que me imagino cómo habrán terminado ellos. La impotencia de Aguirre y de Bergessio lo dejaron evidenciado. Dos incansables que terminaron expulsados y sin resto. Estas finales se juegan a 1000 y eso es lo que debieron haber pensado a la hora de ser cómplices del armado del fixture. El ganador del primer partido merecía un descanso. Porque no es lo mismo jugar ante Boca en las condiciones que se jugó ayer, donde la presión por ganar se sumó al calor de la tarde y al descanso que tenía Boca de casi una semana. No son excusas, son realidades. Fíjense cómo llegan Tigre y Boca para el martes. Con lesionados, suspendidos, etc. ¿No se dio cuenta de esto Savino a la hora de formar parte del circo? Evidentemente su puesto en la AFA pesa más. No vaya a ser que después no lo nominen como dirigente del año en los premios Alumni.
Pero además de Savino y cía, los jugadores también son responsables de esta derrota. No por el partido de ayer, porque dieron todo a pesar de no tener resto. Es reconocible la remontada del final, a partir de la reanudación del clásico de barrio ante Huracán. Pero también es imposible olvidar los 5 puntos de ventaja que se le llevaban a Tigre y los 8 (que fueron 11 por un par de horas) que se sacaron a Boca. Ellos y Russo fueron responsables de sacar esa ventaja y también de perderla. Porque fueron espectadores pasivos ante un humilde Racing, la tarde en la que empezó el bajón. Porque perdieron dos puntos de oro ante el sólo ordenado Gimnasia de Leo Madelón. Porque en la Boca, a pesar de Pezzotta, hicieron poco y nada (especialmente Orión en el tiro libre de Riquelme). Porque en Rosario dejaron escapar una victoria que hubiese sido clave, metiéndose atrás desde las decisiones del técnico, justo cuando atrás (en el arco) había de todo menos seguridad. Porque fueron bailados por Lanús en casa, la noche que la gente estalló y los empujó a reaccionar. Reaccionaron y llegaron a este absurdo desempate. La gente reconoció y aplaudió por el sacrificio. A mi no me alcanzó para eso. Reconozco el esfuerzo de muchos de ellos. El "Pitu" Barrientos tuvo un torneo brillante. Aguirre lo mismo. Fue patrón de un fondo que no contó con Méndez en casi todo el campeonato. Bergessio volvió al final y siempre fue incansable. Los dos Torres también fueron importantes. El Chaco se hizo un pulpo en el medio desde que Ledesma bajó su nivel y el paragua fue clave en varios partidos. También es reconocible lo de Bianchi Arce quien, sacando su pésimo partido ante Lanús, no desentonó (tampoco es Albrecht, que quede claro).
Pero otro parte de este plantel particular no corre la misma suerte, al menos para mi. Ya estoy cansado de decir que el ciclo de varios jugadores está más que cumplido. A Orión, Adrián González, Hirsig, Rivero, Silvera y Tula, entiendo que se les debería buscar otro rumbo. Espero que no sea como en junio, que parecía que venía Homero con la barredora, pero al final sólo pagó el saliente DT riojano (en realidad no pagó, sino que cobró...y bastante...pero si lo hubiésemos tenido en la AFA para el choreo, digo "sorteo"...tal vez todo hubiese sido distinto).
Tal vez el único recuerdo lindo que me quede de ayer, es el abrazo que le di al "Gallegol" González cuando ambos íbamos a buscar nuestro auto. "Hoy te necesitamos más que nunca", le dije. Él sí es un héroe. Hace poco, en ESPN recordaron aquél plantel de 1995. El "Gallego" terminó el programa llorando de la emoción. Esos eran hombres, que hasta ni se acuerdan hoy si Miele les pagó todo el premio o no. Pero poco les importaba, porque antes estaban las ganas de ganar y quedar en la historia. Y vaya si lo lograron. Ese 1995 empezó con una frase del Bambino en la pretemporada de Mardel: "Ojalá este sea nuestro año". Lo fue, porque se acabó la sequía de 21 años sin vueltas. El deseo para 2009 es ese. Que sea un año para la historia. Pero para eso necesitamos de hombres que así lo quieran.
Se acabó el 2008 para San Lorenzo. Año centenario sin ninguna medalla. Con dos desiluciones que dejaron heridas difíciles de curar. Sólo nos queda la esperanza de encarar el 2009 pensando en esa maldita copa. Y la afrontamos de reojo, hasta diciendo que ya nos tiene cansados. Si Boca es campeón entraremos directamente a la fase de grupos. Si lo es Tigre, tendremos que jugar un repechaje (con tal de que pierda el equipo del poder, juego hasta diez repechajes, si hace falta, pero estará difícil para el azulgrana de Victoria. Más si dirige Pezzotta...)
Esto es todo amigos cuervos. Quisieron voltearnos y lo lograron. Ahora están contentos los defensores de Riquelme (qué actitud estúpida la de ayer, cuando el médico del Ciclón fue a auxiliar al pibe Forlín) en el "gran diario argentino". Ese diario que dice que a Boca lo favorecen menos que a los otros equipos. También festeja "choreos y conveniencias" porque tendrá un día top el martes, desde la tarde hasta la madrugada del miércoles. Uno escucha que el fútbol es un negocio, que está todo arreglado, y se niega a creerlo. También escuchamos a algunos de nuestros dirigentes protestar (Viesca, Di Meglio, etc), pero a la hora de enfrentar al poder, hicieron poco por mantenernos en pie. Pero ya sufrimos cosas peores (y mejores) que estas y sabemos lo que es andar por esta ruta azulgrana, donde, gracias a Dios, uno no cree en lo que oye...