En las buenas y en las malas hasta el fin...

sábado, 18 de octubre de 2008

La hora del 10

Nunca he dedicado demasiado tiempo para publicar notas acerca de la Selección Argentina de fútbol, ni siquiera en estos momentos en que fueron convocados por el ahora ex-entrenador "Coco" Basile cuatro jugadores del Ciclón.
Lo cierto es que, como le pasa a muchos argentinos (no solo a los hinchas de San Lorenzo), mi cariño por el equipo nacional es bastante menor al que era en el pasado, cuando realmente uno tenía ganas de ver jugar a Maradona, Burruchaga, Ruggeri, Batistuta, Caniggia, Simeone, Redondo o el Goyco, por citar algunos casos. Uno festejaba cuando ganaba la Selección y se ponía mal cuando se perdía. Recuerdo juntarme con amigos a ver los partidos y el entusiasmo general era muy distinto a la actualidad.
Lo sucedido con Diego en el Mundial 94 fue un golpe muy duro para muchos argentinos. Aquéllos partidos ante Bulgaria por el grupo y luego ante Rumania por los octavos de final se vivieron de una manera distinta ya sin el 10 en la cancha. Las derrotas dolieron menos que lo que había pasado con Maradona.
Luego llegó el ciclo de Passarella y su supuesta mano dura. Ya no quedaban sobrevivientes de los planteles que nos llevaron a las finales del 86 y del 90, por lo que la gente sólo guardaba cariño por algunos jugadores que se habían destacado en la era Basile, como Bati, el Cani, Redondo o Simeone. Pero el 9 de la gente no era el preferido por el DT de Chacabuco, ni siquiera si se cortaba el pelo para jugar, o se cansaba de hacer goles cada vez que el Kaiser lo convocaba. Para el técnico era el momento de la "sangre joven" de los Ortega, "Piojo" López, Crespo, Verón, Zanetti, Ayala y otros tantos. Todos buenos jugadores, pero que no llenaban al público, porque les faltaba eso que tenían los equipos de Bilardo, que hacían que se dejara afuera del Mundial a un Brasil muy superior, o que se sacara a Italia en su propia casa. Y claro, además faltaba el Diego...todo era distinto...
Recuerdo un partido de Copa América contra EEUU, que terminó en una increíble derrota del equipo argentino. El partido se jugó a la noche y me quedé dormido mirándolo. Algo habíamos perdido con respecto a la selección. Son pocos los futboleros, hinchas de sus equipos, que van a la cancha todos los fines de semana y van también a ver al seleccionado. En general, el público es distinto y no parece muy futbolero. Eso también fue generando alguna distancia con la pasión que sentimos los argentinos por el fútbol.
Después llegó el turno del "Loco" Bielsa y parecía que algo se había recuperado. A fuerza de triunfos y buen juego, la gente volvió a entusiasmarse con la selección. Una eliminatoria demoledera era motivo para hacerlo. Además, aquéllos jóvenes que empezaron en el ciclo anterior, parecían más consolidados y se mostraban más comprometidos con el equipo argentino. Y el Bati había vuelto a ser considerado el máximo referente por parte del técnico con el que dio sus primeros pasos en NOB. Ése era otro motivo para volver a creer.
Pero el mundial 2002 fue otro golpe duro para esas ilusiones. Afuera en primera ronda, con derrota ante el rival menos querido. La eliminación marcó también el retiro del máximo goleador de la historia de la Selección y con él se apagaba la última llama de cariño de muchos argentinos hacia el equipo.
Sin embargo, el DT continuó en su cargo y se alcanzó el primer título olímpico en Atenas. Pero ya nada era igual. Esa tarde la mayoría de los argentinos festejamos más el título de Ginóbili y compañía que el del fútbol. La gente pasó a entusiasmarse más con el fenomenal equipo de básquetbol, con las Leonas, la legión de tenistas o el rugby, antes que el fútbol.
Encima Bielsa le dejó el cargo al insulso de Pekerman, un tiempo antes del Mundial 2006, y el nuevo DT dio pista a muchas de las figuras de sus selecciones juveniles multicampeonas en menores, pero que no logran nada a nivel mayor (en lugar de formar jugadores, formamos estrellas que a los 25 años no tienen más ganas de nada). Llegó la hora de los Riquelme, Aimar, Saviola, Cambiasso, etc., para acompañar a los más grandes que seguían. Y así empezaron las divisiones entre la gente, los hinchas de Riquelme queriendo demostrar al mundo que Bielsa estaba equivocado (y que Pellegrini también). La selección amagó nuevamente, pero ante pobres rivales como Serbia y Montenegro. A la hora de demostrar ante el local Alemania, varios se borraron (principalmente el Pato) y parecía que sólo Carlitos Tévez mostraba algún compromiso por ganar el partido. El técnico también se asustó y terminamos en los penales, con el arquero atajapenales de Boca afuera y la simpre presente mala suerte de Ayala. Otra vez afuera y chau José.
¡Hola Coco! dijo Don Julio. Segunda oportunidad para ex-Racing, San Lorenzo, Colón y Boca (donde venía de ganar mucho), entre otros. Muchos pensamos que no era lo ideal, que a Basile se le había complicado dominar al equipo en el 94 y que no parecía un técnico para manejar a las actuales estrellitas de Winning Eleven. Encima el inefable Román declaró ante su prensa amiga que la mamá no quería que juegue más en la selección. Muchos aplaudimos la decisión de su madre, otros se propusieron desfenestrar a cualquier equipo donde no jugara el 10 de Boca. Pero la decisión de Doña Riquelme duró poco y el que habla en tercera persona (es en lo único que se parece a Maradona) volvió pronto al seleccionado. Pero claro, también estaban los Messi, Agüero y Carlitos Tévez. Las preguntas pasaban por cómo juntar a todos. El andar del equipo del Coco no era el ideal. Encima se pinchaba en los partidos importantes, especialmente ante Brasil, que lo sacudió un par de veces (la más dolorosa en la final de la Copa América).
Las críticas al DT no tardaron en llegar y la dura prensa nacional también fue haciendo lo suyo. Pero lo cierto es que el equipo no funcionaba. Messi jugaba para Messi, Riquelme para nadie, Tévez (el único al que la gente parece querer, dentro de todo este desastre) se fastidiaba porque él solo corría y así sucesivamente. La clasificación para el Mundial todavía no está en riesgo crítico (mas que nada por la pobreza de los rivales), pero tampoco está segura. Y la última derrota contra el Chile de Bielsa marcó el adiós de Coco.
Mientras se lo velaba, nuestra querida prensa empezó a tirar nombres para la sucesión. El "Checho" Batista, DT campeón olímpico, Simeone y nuestro Miguel Russo aparecen como los principales candidatos. Los cuervos saltaron en el aire en los foros partidarios. Tranquilos muchachos, si en verdad Grondona le ofrece el cargo no habrá nada que podamos hacer. Se sabe que Don Julio no propone, sino que dispone. Además el técnico seguramente va a aceptar. Y está bien, qué vamos a decir. ¿Se acuerdan cuando Bora nos abandonó yendo punteros para irse a Ucrania? Y bueno...será una lástima por lo bien que está trabajando, pero vendrá otro bombero como el Bambino en aquel momento (o hasta el propio Bambi nuevamente).
Pero por ahora son solo rumores de los mismos medios que decían que Ramón ya estaba en River. Seguramente algo hay, como también lo había con el Pelado, pero tenemos que esperar.
Es raro que estos medios prefieran tirar estas bombas y no propongan a Bianchi o al mismo Díaz, quienes eran los mejores DTs del mundo hace poco tiempo.
Por mi parte, tengo una postura formada. Es momento de darle la chance a los héroes del 86, como bien dijo Diegote ayer. Y justamente él tiene que estar, para que la gente vuelva a hacerse hincha de la selección, porque por más que las encuestas digan otra cosa, la mayoría estaríamos contentos de que nuestro 10 sea el DT. Puede estar acompañado por un equipo de trabajo, con el "Tata" Brown y el mismo "Checho" Batista. Creo que es el momento y puede ser la manera de que todos nos volvamos a entusiasmar con la selección. Solo D10S puede hacer que el país vuelva a ser un puño cerrado gritando por Argentina...

Esto es efímero!!

Esto es efímero!!
¿Cómo corre el tiempo?